domingo, 23 de noviembre de 2008


Cuando era pequeña, mis profesores me mandaban recoger hojas caducas de los árboles. Todos los otoños iba con papá camino del colegio agachándome para coger texturas rugosas que todo el mundo pisa(ba) y da(ba) patadas. Me gustaba su color marrón, y que acariciaran mis dedos. Me gustaba el otoño, porque significaba (a)coger hojas caducas que los árboles tiraban al suelo,y los hombres pisa(ba)n, y da(ba)n patadas.
Luego, aquellas hojas acababan pudriéndose en cuadernos, acompañadas de letras de caligrafía, que trazaban el nombre de los árboles que las habían despreciado. Nunca llegué a encontrar el sentido a esto. No, porque nunca llegué a ser capaz de diferenciarlas entre sí. Al final, acababan en la basura cuado llegaba en invierno.
Y ahora es Otoño, y ya no me agacho al suelo y las recojo para que luego se pudran y acaben en la basura. Hace tiempo que dejé de creer en causas perdidas, como lo fue nuestro amor.
Ahora nisiquiera colecciono cromos. Solo palabras, recuerdos y amores, que acaban en contenedores. Que irónico es todo. Al final todo se repite, no nos engañemos, cambiaran las formas, los modos, el material a coleccionar, pero todo acaba en la basura, en contenedores. Del alma o de plástico, pero contenedores. ¿Y de qué sirve coleccionar? Lo siento, nunca llegué a encontrar sentido a esto.

2 comentarios:

Mrs. Cold dijo...

Todo siempre tiene un final. Mas proximo o mas lejano, pero lo tiene.
unbeso.

Oliverio Jonte dijo...

mmm yo creo que tambien es que el principio y el trascurso de algo tendrian sentido sin un final?? coleccionar yo creo que no sirve para nada pero solo es otra forma de la algunas personas usan para sentirce dueños de algo en fin besos!